Saldungaray, conocido como el más viejo de los pueblos de la Comarca,
fue fundado en el año 1900 por Pedro Saldungaray. Se ubica a 8
kilómetros de Sierra de la Ventana y guarda en su interior una historia
de novela.
Su historia real empieza muchos años antes de la fundación, pues un
fortín militar le dio “esperanza de ser” cuando todavía algunos
indígenas merodeaban por la región. Conocida en sus inicios como paraje
Fortín Pavón, posteriormente como Sierra de la Ventana y, finalmente,
como Saldungaray (como la conocemos actualmente), se convirtió en la
primera población al este de las sierras.
Saldungaray nació, creció, tuvo épocas de estancamiento y esplendor.
Su situación geográfica, considerada estratégica por los
expedicionarios al desierto, generó la instalación de los primeros
colonos sobre las márgenes del río Sauce Grande.
En la década del 30 un arquitecto ítalo-argentino dejó su huella en varias localidades de la
provincia de Buenos Aires. Su nombre era
Francisco Salamone y la magnificencia de su obra es apreciada por los constructores de todo el mundo. Su arquitectura
moderna influenciada por el
art decó modificó la idiosincrasia de más de 20 ciudades de la pampa húmeda argentina.
Las obras imperdibles de Francisco Salamone
Las
principales construcciones
que dejó se dividen en Municipalidades, Cementerios, Mataderos y
algunas plazas y escuelas (aunque estas últimas no son muy
preponderantes).
Si bien Salamone construyó en más de 20 localidades, los siguientes
son los mejores exponentes de su obra y quien quiera acercarse a la obra
del genial arquitecto, no puede dejar de visitar esas ciudades.
Al ser todas ciudades dentro de una distancia accesible, es un recorrido
que se puede hacer en un fin de semana. Las ciudades imperdibles para
conocer su obra son: Azul, Laprida, Coronel Pringles, Saldungaray,
Carhué y Pellegrini. Dentro de este recorrido hay ciertas ciudades
“opcionales” que no desvían demasiado el recorrido como Guaminí,
Epecuén, Tornquist y Puán, pero que sus obras acompañan a las más elaboradas.
Actualmente no existe estadía en Sierra de la Ventana que no le
dedique unas horas a la antigua y joven población de Saldungaray.
Por más que resulte paradójico, caminando sus calles y hablando con su
gente, Saldungaray es capaz de ofrecernos una rica y llamativa historia
que comienza en los tiempos en que el indio fue desplazado por el hombre
blanco y que llega hasta la actualidad, en que distintos recursos
turísticos se encargan de acercar al visitante para realizar decenas de
actividades.
“Lo que no hay en otra parte”, dice María Clotilde Torreli
cuando se le pregunta por la identidad y los recursos turísticos que
posee el pequeño casco urbano. “Chichita”, como la conocen aquí, es la
fundadora de la Sociedad de Fomento local que funciona como Oficina de
Turismo desde hace más de 10 años.
Las patrullas blancas y rojas son hoy uno de los grandes ejemplos
que dependen de la Oficina de Turismo y que se encargan de formar
jóvenes, sobre todo estudiantes de los colegios locales, para que sean
parte de este esfuerzo por dar a conocer los atractivos turísticos y
culturales que posee la zona. El fortín Pavón fue y es uno de ellos.
En el pueblo, la plaza principal deja observar la iglesia Nuestra
Señora del Tránsito, donde se encuentra una imagen original de la
Santísima Virgen María en posición de reposo. Imagen única en el mundo,
fue traída desde Francia por el fundador del pueblo y hoy es contemplada
por miles de fieles y seguidores que se acercan desde hace años a
pedirle milagros.
Siguiendo el río Sauce Grande es posible apreciar un fabuloso portal
que funciona como entrada al cementerio local. Esta magnífica obra fue
construida por el arquitecto y artista Francisco Salomone y sirve para
comprender la magnitud de la importancia de los paradigmas religiosos
que durante mucho tiempo dominaron el mundo y que incluso hoy lo siguen
haciendo.
El dique Paso de las Piedras es otra de las monumentales obras que
edificó el hombre para canalizar las laberínticas aguas del río Sauce
Grande y de sus afluentes principales. Se pueden llegar a ver sus
inmensos paredones a 37 kilómetros de Saldungaray.
La historia cuenta que el genial Charles Darwin estuvo allí,
explorando y recolectando datos sobre cómo era todo en este lado del
mundo. Y cuentan, como si fuese una leyenda o un secreto bien guardado,
que desde el pequeño Saldungaray el gigante naturalista se dio el lujo
de subir el cerro Tres Picos y que por muy poco no encontró la ansiada y
buscada Ventana de la que le hablaban los indios.
Saldungaray sin dudas es, como dice María Clotilde, “lo que no hay en otra parte”.
Ampliar Mapa Interactivo de Saldungaray
Para tener en cuenta:
hoy la culminación del tramo asfáltico permite vincular la comarca
serrana de Sierra de la Ventana, desde la ciudad de Saldungaray, con la
ciudad balnearia de Monte Hermoso.
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