miércoles, 15 de junio de 2011

Hacé tu propia bebida rehidratante

Las bebidas rehidratantes o isotónicas poseen gran cantidad de minerales y ayudan a asimilar el agua a nuestro cuerpo. Son ideales para cuando realizamos actividad física, ya que desgastamos energía y eliminamos líquidos y minerales a través de la sudoración. Las bebidas deportivas se venden en cualquier kiosco, pero también son muy fáciles y rápidas de preparar con muy pocos ingredientes.

A continuación te mostramos cómo elaborar de manera fácil y rápida una bebida natural, económica y que aporta los mismos beneficios que una bebida comercial, pero sin ingredientes artificiales.

Necesitás:
  • 1 litro de agua
  • 500 mg de sal fina
  • 500 mg de bicarbonato de sodio
  • 60 gr de azúcar
  • jugo de 2 limones (también puede ser naranjas o pomelos)

En un recipiente con agua potable, colocá uno por uno los ingredientes y mezclá bien hasta diluir bien la sal, el bicarbonato y el azúcar. Dejá reposar y ¡ya está lista para tomar!

TIP:

Muchas veces, cuando estamos realizando actividades outdoor no tenemos todos los elementos para medir cantidades a la hora de cocinar.

Te mostramos un sistema casero simple de equivalencias de medida para sacarte del apuro.

- Los 500 mg de sal y de bicarbonato se pueden medir con la punta de una cucharita de café o llenando el contenido que ocupa una aspirina tamaño adultos en el blister.

- 1 cucharada sopera equivale a 20gr de azúcar. También se puede medir llenando 2 tapitas de botella (puede ser de la que utilizás como recipiente).

ATENCIÓN:

Una buena hidratación es fundamental para mejorar el rendimiento físico. Lo ideal es ingerir líquidos antes, durante y después del ejercicio. Es importante no esperar a tener sed, porque esta sensación aparece recién cuando el rendimiento corporal ya comienza a disminuir por haber perdido alrededor del 2% del agua corporal. No olvides tomar este tipo de bebidas para reponer el agua y las sales minerales que se pierden a través de la sudoración.

  

viernes, 10 de junio de 2011

Saldungaray: "Intima y Monumental en el sur Bonaerense"

Saldungaray, conocido como el más viejo de los pueblos de la Comarca, fue fundado en el año 1900 por Pedro Saldungaray. Se ubica a 8 kilómetros de Sierra de la Ventana y guarda en su interior una historia de novela.


Su historia real empieza muchos años antes de la fundación, pues un fortín militar le dio “esperanza de ser” cuando todavía algunos indígenas merodeaban por la región. Conocida en sus inicios como paraje Fortín Pavón, posteriormente como Sierra de la Ventana y, finalmente, como Saldungaray (como la conocemos actualmente), se convirtió en la primera población al este de las sierras. 



Saldungaray nació, creció, tuvo épocas de estancamiento y esplendor. Su situación geográfica, considerada estratégica por los expedicionarios al desierto, generó la instalación de los primeros colonos sobre las márgenes del río Sauce Grande. 

En la década del 30 un arquitecto ítalo-argentino dejó su huella en varias localidades de la provincia de Buenos Aires. Su nombre era Francisco Salamone y la magnificencia de su obra es apreciada por los constructores de todo el mundo. Su arquitectura moderna influenciada por el art decó modificó la idiosincrasia de más de 20 ciudades de la pampa húmeda argentina.

Las obras imperdibles de Francisco Salamone

Las principales construcciones que dejó se dividen en Municipalidades, Cementerios, Mataderos y algunas plazas y escuelas (aunque estas últimas no son muy preponderantes).
Si bien Salamone construyó en más de 20 localidades, los siguientes son los mejores exponentes de su obra y quien quiera acercarse a la obra del genial arquitecto, no puede dejar de visitar esas ciudades.
Al ser todas ciudades dentro de una distancia accesible, es un recorrido que se puede hacer en un fin de semana. Las ciudades imperdibles para conocer su obra son: Azul, Laprida, Coronel Pringles, Saldungaray, Carhué y Pellegrini. Dentro de este recorrido hay ciertas ciudades “opcionales” que no desvían demasiado el recorrido como Guaminí, Epecuén, Tornquist y Puán, pero que sus obras acompañan a las más elaboradas.







Actualmente no existe estadía en Sierra de la Ventana que no le dedique unas horas a la antigua y joven población de Saldungaray.
Por más que resulte paradójico, caminando sus calles y hablando con su gente, Saldungaray es capaz de ofrecernos una rica y llamativa historia que comienza en los tiempos en que el indio fue desplazado por el hombre blanco y que llega hasta la actualidad, en que distintos recursos turísticos se encargan de acercar al visitante para realizar decenas de actividades. 
  
“Lo que no hay en otra parte”, dice María Clotilde Torreli cuando se le pregunta por la identidad y los recursos turísticos que posee el pequeño casco urbano. “Chichita”, como la conocen aquí, es la fundadora de la Sociedad de Fomento local que funciona como Oficina de Turismo desde hace más de 10 años. 
    
Las patrullas blancas y rojas son hoy uno de los grandes ejemplos que dependen de la Oficina de Turismo y que se encargan de formar jóvenes, sobre todo estudiantes de los colegios locales, para que sean parte de este esfuerzo por dar a conocer los atractivos turísticos y culturales que posee la zona. El fortín Pavón fue y es uno de ellos. 
   
En el pueblo, la plaza principal deja observar la iglesia Nuestra Señora del Tránsito, donde se encuentra una imagen original de la Santísima Virgen María en posición de reposo. Imagen única en el mundo, fue traída desde Francia por el fundador del pueblo y hoy es contemplada por miles de fieles y seguidores que se acercan desde hace años a pedirle milagros.

Siguiendo el río Sauce Grande es posible apreciar un fabuloso portal que funciona como entrada al cementerio local. Esta magnífica obra fue construida por el arquitecto y artista Francisco Salomone y sirve para comprender la magnitud de la importancia de los paradigmas religiosos que durante mucho tiempo dominaron el mundo y que incluso hoy lo siguen haciendo. 

El dique Paso de las Piedras es otra de las monumentales obras que edificó el hombre para canalizar las laberínticas aguas del río Sauce Grande y de sus afluentes principales. Se pueden llegar a ver sus inmensos paredones a 37 kilómetros de Saldungaray.
    
La historia cuenta que el genial Charles Darwin estuvo allí, explorando y recolectando datos sobre cómo era todo en este lado del mundo. Y cuentan, como si fuese una leyenda o un secreto bien guardado, que desde el pequeño Saldungaray el gigante naturalista se dio el lujo de subir el cerro Tres Picos y que por muy poco no encontró la ansiada y buscada Ventana de la que le hablaban los indios. 

   
Saldungaray sin dudas es, como dice María Clotilde, “lo que no hay en otra parte”.


Ampliar Mapa Interactivo de Saldungaray  

Para tener en cuenta:
hoy la culminación del tramo asfáltico permite vincular la comarca serrana de Sierra de la Ventana, desde la ciudad de Saldungaray, con la ciudad balnearia de Monte Hermoso.  



                                                  Ver mapa más grande

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